La participación de las mujeres en el deporte ha sido, y
todavía es en la actualidad, menor que la de los hombres. El acceso de las
mujeres al ámbito deportivo ha sido tardío y ha estado lleno de dificultades.
El francés Pierre de Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos modernos, se
opuso hasta su muerte a la participación de mujeres en los Juegos Olímpicos.
Cuando entramos en la historia de los Juegos Olímpicos se
puede mencionar que estos abrieron las puertas a las mujeres en el año 1900. la
participación femenina se limitó única y exclusivamente al golf y al tenis en París 1900, estos juegos tuvieron el mérito de agrupar a un número impresionante de
deportistas, entre ellos podíamos encontrar a 22 mujeres. Fue Ámsterdam 1928, donde finalmente tuvieron lugar los verdaderos comienzos olímpicos de
las mujeres con cerca de 300 deportistas, casi el 10% del total, y sobre todo
pudieron participar en el deporte rey: el atletismo.
El crecimiento de la participación de las mujeres en 1976
con un 20% de deportistas, en Seúl 1988 un 25%, y un 35% en los Juegos olímpicos de
Atlanta 1996 fue normalizando su presencia. En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, España, por primera y última vez hasta el momento, organizó los Juegos
Olímpicos. Fue un acontecimiento único ya que España batió el récord de atletas
españolas en unos Juegos con 129 deportistas. Los juegos de Sydney 2000
marcaron un gran paso hacia la igualdad entre las mujeres y los hombres en los
Juegos, tras los progresos ya realizados en Atlanta 1996.
En los juegos de Atenas 2004, la cuna de los
juegos olímpicos, 4.329 mujeres, un 40,7% de la totalidad de atletas,
compitieron y establecieron un récord de participación femenina en las
Olimpiadas. En los Juegos de Londres 2012 el 46% de deportistas participantes
eran mujeres (4.850 mujeres), un 4% más que en los anteriores Juegos celebrados
en Pekín 2008. En Río de Janeiro 2016, se obtuvo el mayor número de
participantes femeninas, 5,059 atletas que representaron el 45% del total.